Apenas asomaba a la adolescencia cuando salió de Argentina para iniciar una fulgurante carrera en el fútbol. Pero con casi dos décadas fuera, Leo Messi sigue atado a su ciudad de Rosario, a donde siempre vuelve con placer.
Creció en Cataluña, en el FC Barcelona, pero en el borde de la cancha siempre exhibe el mate, la más tradicional bebida de Argentina. Y pese a que suele mostrarse tímido y taciturno, quienes lo conocen aseguran que está marcado por la desaforada pasión argentina.
«Él es muy argentino. Tiene la pasión del argentino a flor de piel, quiere ganar. Es muy argentino cuando se enoja, cuando pierde», describió Walter Barrera, amigo de la infancia en Rosario.
El psicólogo Marcelo Roffé, que atendió a la selección argentina en el Mundial de Alemania-2006, el primero que integró Messi, recuerda que una vez el tenista español Rafael Nadal le dijo: «Vos no pareces argentino porque sos humilde».
«Creo que como sociedad no lo terminamos de valorar y por momentos no lo merecemos. Nunca cuidamos nuestros ídolos, eso tiene que ver con los valores de la sociedad», refirió Roffé.
– Los sacramentos, en Rosario –
Todos los años, Messi regresa a Rosario para pasar Navidad o Año Nuevo. En esas fechas es usual ver en las redes sociales fotos del futbolista junto a su familia en la casa de descanso que tiene junto al río Paraná en Pueblo Esther, pequeña localidad a las afueras de la ciudad.
Allí disfruta de los asados típicos argentinos y de la visita de sus amigos del barrio, donde la familia aún conserva la casa de infancia.
«Lo que más le hace volver es que el barrio está como lo dejó, mucha gente que él conoce de toda la vida está aquí. El siente mucho a su país», comentó su amigo Barrera.
Roffé recuerda que pese a que no llegó a jugar en un club de primera división argentino «nunca renegó de su origen».
«De hecho, se casó en Rosario. Quiere terminar su carrera en el club donde empezó (Newell’s). Eso que el país lo expulsó, porque ni Newell’s ni River le pudieron dar el tratamiento (médico) que necesitaba y porque el padre se quedó sin trabajo. O sea que hace 18 años que vive en España y él es lo que es gracias a España. Así y todo, ama a su país», sostuvo Roffé.
Hace un año, Messi celebró en Rosario su boda con Antonella Roccuzzo, su amor de infancia. Todo un acontecimiento con las estrellas del Barça.
En esa ocasión, la alcaldesa de la ciudad, Mónica Fein, dijo que Messi era «el embajador de Rosario en el mundo» y se congratuló de que «gracias a esa boda, sus amigos pudieran conocer la ciudad que él tanto ama».
Unos meses antes, Thiago y Mateo, los hijos de ambos, habían sido bautizados también en Rosario. Los Messi tienen fuertes inversiones inmobiliarias en la ciudad y en terrenos de las afueras.
– Beneficencia –
En Argentina funciona una filial de la Fundación Leo Messi, que hace obras de beneficencia, especialmente en educación y salud para la infancia.
A través de ella, se apoyará con equipamiento un «Mundialito» de fútbol en Paraná, una vez que termine el Mundial Rusia-2018. La fundación también ha servido para hacer canchas deportivas.
Pero en Argentina, esta fundación guarda bajo perfil.
Desde 2012 y en colaboración con la Fundación Messi, la mendocina Bodegas Bianchi saca la colección de vino L10, en alusión a Leo, con las cepas Malbec Premium, Malbec y Torrontés.
«Estos años han servido para un mutuo conocimiento y respeto entre las familias Messi y Bianchi. A futuro iremos desarrollando otras líneas de productos para él», dijo Adrián Cura, vocero de la bodega.
Por la línea L10, Bodegas Bianchi entrega un aporte anual a la Fundación Messi para sus obras, explicó Cura.
Su fundación, sus inversiones, su familia. Muchos motivos para volver a Argentina. Y esta vez quiere volver con la Copa del Mundo entre sus manos.
AFP