Con el cuchillo entre los dientes, Argentina se animó a retar a Brasil durante el Mundial de Italia ‘90, los colosos sudamericanos animaron un duelo demasiado parejo, que solo Caniggia, con su veloz movimiento en punta, pudo inclinar en favor de la Albiceleste (1-0).
Uno de los momentos cumbres para la selección argentina en los mundiales sucedió en los octavos de final de Italia 1990: Maradona en lo suyo apilando rivales en su trayecto al arco y sirviendo en bandeja a Claudio Paul Caniggia, ‘el hijo del viento’ que, con una sutil finta, burla la resistencia del portero brasileño Taffarel y desata la euforia argentina.
A dalta de 18 días para el Mundial de Rusia 2018, la FIFA recordó al ‘Cani’, quien disputó tres Copas Mundiales, fue socio de lujo de Diego Maradona y su melena al viento forma parte de la iconografía del torneo más importante del mundo.
Hoy, con 51 años y el mismo peso y peinado que cuando era wing, habló con FIFA.com sobre sus experiencias mundialistas y Rusia 2018.
Faltan pocos días para el comienzo de un nuevo Mundial ¿Usted cómo vivía esas semanas previos?
Es extraordinario. Esa sensación no la sentís con ningún otro evento. Lo mío era excitación pero tranquilidad también. Nunca me pudo la presión. Hay tipos que duermen menos a medida que se va a acercando el debut hasta que se sueltan. O no se sueltan nunca, que ha pasado (se ríe). Jugadores que eran titulares inamovibles y que después no han jugado más. La selección es algo diferente por más que juegues grandes campeonatos con tu equipo.
En muchos de ustedes parecía despertarse una especie de voracidad.
Por ahí el futbolista era más salvaje y transmitía mucho más. Creo que el público se identificaba mucho más con los jugadores de antes que con los de ahora. No hablo sólo de Argentina. Será una cuestión generacional. Pasábamos por situaciones más salvajes, no estaba tan organizado el fútbol pero nos adaptábamos perfectamente al desorden. Sabíamos lidiar con cualquier tipo de situaciones. Sólo importaba la camiseta y que representábamos a millones.
Fueron subcampeones pero el mundo suele recordar a la Argentina de Italia ’90 como un equipo regular, con suerte. ¿Cómo refutaría esa opinión?
Nadie nos pasó por arriba. Sólo Brasil en octavos en los primeros 45 minutos. Tuvimos muchas situaciones negativas: Maradona, Ruggeri y Burruchaga llegaron lesionados. Pumpido se rompe. ¡Campeones del mundo con miles de problemas! Algunos sin entrenarse, infiltraciones, cambios en el equipo titular… ¡Fue terrible! ¿Qué equipo pasa por todas esas situaciones en un Mundial? Pero reaccionamos de manera increíble y casi ganamos el Mundial. Es el máximo ejemplo que viví de fortaleza psicológica y de superación de adversidades.
¿Qué Mundial espera ver?
Un Mundial ofensivo, lindo. Hay buenos equipos que han apostado por ir para adelante y tienen los jugadores para hacerlo. Que se les exige atacar y lo van a hacer. Después de octavos de final puede haber más especulación. Pasará con los que se sientan inferiores y es normal.
Su gol a Brasil es icónico para el hincha argentino. ¿Cómo se relaciona con eso?
Es extraordinario, me llena de satisfacción y orgullo. Yo considero también muy importante el de la semifinal contra Italia pero, además de Brasil ser el rival histórico, fue increíble porque es una secuencia que nace del mediocampo en la que ves 5 brasileños y dos argentinos. Fue una jugada espectacular. Parecían muñequitos en la PlayStation. Se junta con la mística del partido, lo que pasó en el primer tiempo y eso hace que perdure.