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El espléndido Kaká y la exquisitez con los pies

Antes de la hegemonía de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo en el fútbol contemporáneo, un brasileño llamado Ricardo Izecson dos Santos Leite, conocido deportivamente como Kaká, estaba en la cúspide como el mejor jugador del mundo, de una exorbitante calidad, dotado de magia, y que este último fin de semana anunció su retiro a los 35 años de edad.

Kaká, uno de los últimos exponentes del ‘Jogo Bonito’ de la selección brasileña campeona del mundo 2002, junto con Ronaldinho; Ronaldo, Roberto Carlos, Adriano, Robinho, Zé Roberto y compañía, anunció su retiro del fútbol luego de militar dos temporadas en la Major League Soccer (MLS) de Estados Unidos.

La mejor versión de Kaká se vio en el 2007, cuando ganó un ‘Scudetto’ y una Champions con el Milán, decantando magia y potencia, un mediocampista completo, con pisada en el área y certeros remates de larga distancia.

Ese mismo año fue declarado Balón de Oro y recibió el galardón ganado en la puja a nada más y nada menos que al astro argentino Lionel Messi y al portugués Cristiano Ronaldo.

De hecho, ‘Ricky’ fue el último en ganar el premio a mejor jugador del mundo, antes del dominio de Lio y CR7, ganadores en cinco oportunidades cada uno desde aquel entonces.

“Kaká, el último Balón de Oro antes de la dictadura de Messi y Cristiano Ronaldo”, dice el medio español Marca, con referencia a aquella terna del 2007, donde el brasileño fue el más votado con 44 por delante de Cristiano Ronaldo (277) y Messi (255).

La carrera deportiva del genio Kaká inicio en el Sao Paulo, donde hizo todas las categorías inferiores, antes de dar su salto a la Primera División, un febrero de 2001 y anotando 12 goles en 27 partidos.

El poderoso Milán adquirió a la joya en el 2003, una curiosa anécdota lo relata el propio entrenador de aquel conjunto, Carlo Ancelotti, quien lo confundió con un estudiante:

“Kaká llegó a Malpensa y me llevé las manos a la cabeza: gafas, repeinado, cara de buen tío, sólo le faltaba una tartera con la merienda y un libro. Habíamos fichado a un estudiante universitario. Bienvenido al proyecto Erasmus, no estaría mal si además supiera jugar al fútbol”, contaba el técnico italiano, pero tal fue su sorpresa al verlo jugar.

“Con el balón entre los pies era monstruoso. Dejé de hablar, simplemente porque no me salían las palabras. No existían para definir lo que estaba viendo. En una de sus primeras acciones en un entrenamiento, se midió a Gattuso, quien le dio un empujón terrorífico. Kaká no perdió el balón y Rino acompañó la acción con una clarificadora patada de atrás, bajo su punto de vista eso era promocionar al nuevo compañero. Quien aún en posesión del balón lanzó a puerta desde treinta metros ante un Nesta que no fue capaz de pararle. (…) A ese chaval le quitamos las gafas y le pusimos un uniforme de futbolista y se convirtió en lo que ninguno esperábamos, en un crack”, rememora el veterano técnico italiano.


-Ganador de la vida y el fútbol-

Ricardo Izecson lleva una vida profesando su amor incondicional a Jesús, debido a que proviene de una familia evangelica y por su notable recuperación de un accidente sufrido a los 18 años de edad, que casi trunca su sueño de ser futbolista.

Kaká y su hermano, Digao, decidieron visitar a sus abuelos. El ex del Milán fue con su hermano a un parque acuático, y saltando desde un tobogán, su cabeza impactó directamente con el fondo de la alberca.

Digao se acercó a la zona del incidente y vio que su hermano estaba sangrando. Fueron a que lo atendieran de inmediato y únicamente recibió unos puntos de sutura en la cabeza, parecía que no pasaría a mayores. Regresó a Sao Paulo a entrenar y dos días después, una serie de mareos y dolores de cabeza lo obligaron a ir al hospital de nuevo. En la revisión médica se mostró que Kaká tenía una rotura en la sexta vértebra del cuello, lesión que, según los médicos, pudo haberlo dejado paralítico.

“Me dijeron que por muy poco, no solo dejaba de jugar al fútbol, sino también de caminar. Fue una experiencia con Dios muy fuerte y es impresionante. Esto aconteció en octubre, estuve fuera dos meses y perdí la titularidad. Recuerdo que el entrenador del primer equipo le pidió a mi técnico dos jugadores, un delantero y un mediocampista. El entrenador de los juveniles le dio a delantero titular, pero no quiso que subiera su mediocampista titular porque era el capitán, así que yo, que era el suplente, fui el que terminé subiendo. Entrené en el primer equipo y desde ahí nunca regresé a los juveniles. Creo que Dios tuvo un propósito en ese accidente, creo que no fue coincidencia”, contó Kaká hace algunos años.

El extraordinario jugador brasileño nunca desistió de su sueño, luchó y llegó a la cima creyendo en grande.



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