El bien ganado mote de rey de copas que ostenta Independiente tuvo un inicio. Y fue allá por los comienzos de la Copa Libertadores, más precisamente en su quinta edición. Los equipos argentinos habían participado con suerte diversa del certamen, pero ninguno se había podido quedar con el título.
Independiente logró quebrar la hegemonía de los dos cuadros que habían monopolizado la gloria: Peñarol (1960 – 1961) y Santos (1962 – 1963), al superar en la final por 1 a 0 al Club Nacional de Fútbol el 12 de agosto de 1964 con gol de Mario Rodríguez.
La fase de grupos que compartió con Millonarios y Alianza Lima la superó con holgura, aventajando por tres unidades al equipo colombiano, a quien había goleado 5-1 en Avellaneda en una excelsa actuación.
En la semifinal la vara estaba un poco más alta, ya que allí lo esperaba nada menos que el Santos, aunque con la sensible baja de Pelé, quien no disputó ninguno de los dos encuentros. Más allá de ésta ausencia, era un elenco sólido y de extraordinario juego de ataque. El cotejo de ida en el Maracaná fue apasionante y muy bien jugado. Santos se colocó en ventaja de dos goles apenas superada la media hora, pero los rojos, en una deslumbrante reacción que conjugó temperamento y buen juego, se impusieron por 3-2 con un gol de Luis Suárez a los 89 minutos.
En el desquite, nuevamente Independiente fue el vencedor, en otra gran noche de fútbol. Miguel Miori abrió el marcador a los 37, al tocar suavemente al valla vacía, ya que Bernao con un toque sutil dejó sin posibilidades al arquero Gilmar. Santos movió del medio y en apenas 20 segundos alcanzó el empate, tras una serie de toques, que Toninho envío al fondo de la valla de Toriani. La victoria de los locales llegó a los 68 por intermedio de Mario Rodríguez. La gloria estaba solo a un paso.
Y ese había que darlo ante el Club Nacional de Fútbol. La primera final fue un tenso empate en cero en Montevideo, tónica que se mantuvo para el desquite en el estadio de la doble visera. La paridad se rompió con una nueva aparición del implacable Mario Rodríguez (goleador de aquella edición junto a Celino Mora de Cerro Porteño con seis tantos), quien en brillante definición, tocó por arriba de la salida Sosa, colocando el balón en un ángulo.
Aquel equipo dirigido por la sapiente mano de Manuel Giúdice, con el liderazgo de Jorge Maldonado, su legendario capitán y que era incontrolable por la potencia ofensiva de hombres de la talla de Raúl Bernao, Osvaldo Mura, Luis Suárez, Mario Rodríguez y Raúl Savoy, dio inicio a romance sin fin. El de Independiente con las copas internacionales.
Eduardo Bolaños
CONMEBOL.com