Fue el inicio de un ciclo brillante. O mejor dicho de dos. El de Vélez y el de Carlos Bianchi. Aquel 31 de agosto de 1994, el club se quedó con el primero de sus 5 títulos internacionales al obtener la Copa Libertadores, mientras que para el entrenador fue el ingreso en la comarca del éxito, donde sería un huésped frecuente.
Desde el inicio el camino se había mostrado complejo para el cuadro de Liniers, ya que debió compartir la fase de grupos con Boca Juniors, Palmeiras y Cruzeiro. A despecho de muchas opiniones que suponían que sería el eliminado, Vélez ganó la zona con autoridad, incluso antes del último cotejo, siendo los “xeneizes” quienes finalizaron en el último lugar.
Desde allí se pudo apreciar que los mismo puntos altos que lo habían llevado a ganar el torneo local de 1993 y ser considerado el mejor equipo de su país, se mantenían intactos para la competencia internacional. La personalidad y garantía de José Luis Chilavert en la valla, la solidez de la defensa liderada por Roberto Trotta, un medio campo equilibrado desde la experiencia adquirida en dos mundiales por José Basualdo y la potencia de José Flores y Omar Asad, dos delanteros temibles y goleadores.
En el camino a la gloria fueron quedando Defensor Sporting (octavos), Minervén (cuartos) y Atlético Junior en una angustiante semifinal definida por penales tras sendos 2-1. La hora de la verdad era nada menos que ante Sao Paulo, doble campeón campeón de América y del Mundo, bajo la conducción del inolvidable Telé Santana.
En la ida, Vélez se impuso como local 1-0 con tanto de Asad, en lo que fue considerado por muchos como un score exiguo. Para Carlos Bianchi no, ya que parecía tener todo claro. Pese a sufrir la ausencia por lesión a último momento de Víctor Sotomayor, un baluarte de la zaga, armó el esquema exacto para maniatar al adversario en su propia casa: cinco defensores, tres medios y los conocidos dos hombres de punta.
Sao Paulo se puso en ventaja a los 32 minutos por un penal que anotó Muller, pero luego no supo como perforar esa defensa. Y en las escasas ocasiones que lo logró, se encontró con un inmenso Chilavert. Que fue aún más grande en la definición por penales al contener el disparo de Palinha, el único malogrado en toda la serie. Vélez se abrazó a la gloria cuando Roberto Pompei clavó su zurdazo en el ángulo de Zetti y terminó la historia. Con justicia, era el mejor de America.
Formaciones del último partido – Sao Paulo: Zetti; Vittor (Juninho), Junior Bahiano, Valber, Gilmar; Cafú, Axel, André, Palinha; Euller, Muller. DT: Telé Santana. Vélez: José Luis Chilavert; Flavio Zandoná, Héctor Almandoz, Roberto Trotta, Mauricio Pellegrino, Raúl Cardozo; José Basualdo (Roberto Pompei), Marcelo Gómez, Christian Bassedas; Omar Asad, José Flores (Claudio Husaín). DT: Carlos Bianchi.
Estadísticas: Eduardo Bolaños/conmebol.com
Foto: Libro de la historia de la Copa Libertadores/conmebol