El 18 de julio de 1930 se abrieron las puertas, por primera vez, del estadio Centenario de Montevideo, todo un símbolo del fútbol mundial. Y su construcción obedece a la Copa del Mundo del año 1930, organizada por la Asociación Uruguaya, cuya selección superó a la de Argentina, para adjudicarse el trofeo.
El 18 de julio de 1930 se abrieron las puertas, por primera vez, del estadio Centenario de Montevideo, todo un símbolo del fútbol mundial. Y su construcción obedece a la Copa del Mundo del año 1930, organizada por la Asociación Uruguaya, cuya selección superó a la de Argentina, para adjudicarse el trofeo.
El Centenario, fue testigo, de las más resonantes victorias del Uruguay, y también de situaciones contrarias que obedecen al juego mismo.
En ese escenario posaron sus pies los futbolistas más esplendentes de la historia de América del Sur, cuyo primer gran triunfo fue en el año 1924, cuando Uruguay ganó la medalla de oro en las Olimpiadas de Francia, y origen de la gran obra de la ciudadanía charrúa, que en nueve meses terminó tamaña infraestructura, todo un acontecimiento para esa época.
El arquitecto Juan Antonio Scasso, fue el ideólogo del estadio en su concepción y arquitectura. La FIFA en el año 1983 lo declaró Monumento Histórico del Fútbol Mundial. Jules Rimet, en aquel entonces presidente de la FIFA, ponderó la grandiosa obra exclamando: «Creía que era uno de tantos, después que lo vi, he llegado a la conclusión de que es el primero del mundo, no he visto ninguno tan completo».
El Centenario concluyó en 9 meses, con inmigrantes que se volcaron a erigirla, día y noche. Sin embargo la lluvia fue un obstáculo. No obstante, Uruguay debutó ganando a la selección peruana y según cuenta la historia, el cemento aún estaba fresco, y quedaron las marcas de la gente en él.
Han pasado 84 años y el Centenario, con el flamear de la bandera uruguaya, sigue airosa, como parte del eterno paisaje de la capital uruguaya.
NEBESE/CONMEBOL.com
