La baja por lesión de Rodrigo Amaral permitió lucir el brazalete en los tres partidos de Uruguay Sub 20 en el Mundial de Corea del Sur a Nicolás De la Cruz, un jugador cuyo aspecto físico y su comportamiento dentro y fuera del terreno de juego no hacen indicar que tenga sólo 19 años.
Mientras otros chicos de su edad juegan a las máquinas recreativas, el volante del Liverpool uruguayo Nicolás de la Cruz comanda con mano firme al combinado 'charrúa' Sub 20 en Corea del Sur, que el miércoles disputa los octavos de final ante Arabia Saudita, a la vez que se apresta a vivir otro reto de altura; el de su próxima paternidad con la cantante uruguaya Vanesa Britos.
– Siempre por delante –
"Cuando está en Uruguay aprovecho mucho para hablar con él. Me dice mucho que no deje pasar años de mi carrera, que aproveche todo lo que me toca. El resto de los consejos me los guardo para mí porque son cosas personales", explica en la entrevista a la FIFA.
"El grupo te ayuda, yo me apoyé mucho en mis compañeros. Por ejemplo, fue muy importante compartir habitación con Rodrigo Bentancur, que juega en un equipo grande como Boca Juniors, con muchas presiones. Me dio muchos consejos", añadió De La Cruz, que ahora trata de devolver al grupo lo aprendido y lo recibido.
En el primer partido del Mundial Sub-20, ante Italia, De la Cruz volvió a fallar un penal. Pero como en el Sudamericano, no se hundió y sacó su mejor fútbol.
De unos y de otros ha forjado esa pausa y ese carácter tranquilo del que dota a su equipo sobre el terreno de juego y fuera de él.
Pero su aportación a la 'Celestita' va más allá del plano emocional. Su rendimiento deportivo en Corea del Sur está siendo excelso. Ha disputado los tres partidos, dos de ellos íntegros, y otro durante 80 minutos, y en todos partiendo con el brazalete de capitán. Su fortaleza física y su llegada al área contraria han servido de gran ayuda a los hombres de Fabián Coito.
AFP
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