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En una hazaña extraordinaria, Rosario Central gana la Copa Conmebol (1995)

Hay situaciones dentro de los partidos de fútbol que parecen extraídos de un cuento o de una película. Esas circunstancias que al verlas en el cine o leerlas en un libro, parecen solo propiedad de la ficción.

Hay situaciones dentro de los partidos de fútbol que parecen extraídos de un cuento o de una película. Esas circunstancias que al verlas en el cine o leerlas en un libro, parecen solo propiedad de la ficción. Pero este deporte es tan maravilloso. Por cosas como las que ocurrieron el martes 19 de diciembre de 1995 en la cancha de Rosario Central, donde el cuadro local ganó la Copa Conmebol ante Atlético Mineiro, consumando una remontada increíble.

Una semana antes se había disputado la ida en Brasil y allí el equipo de Belo Horizonte plasmó en el resultado una enorme superioridad, consumada en el 4-0 final con goles de Ezio, Cairo, Paulo Robero y Silva. Como era lógico suponer, parecía asunto concluido, historia sellada, aunque el fútbol siempre guarda un espacio para la sorpresa, este no parecía ser el caso.

Daba la impresión que esa aplastante derrota opacaba el excelente derrotero que habían cumplido hasta allí los hombres dirigidos por ese sabio veterano de mil batallas, con sangre azul y amarilla en las venas, llamado Ángel Tulio Zof. La campaña de Central había sido extraordinaria, ganando los seis partidos disputados entre el debut y las semifinales inclusive: 3-1 y 2-1 a Defensor Sporting, 2-0 y 3-1 a Cobreloa y 2-0 y 3-1 a Atlético Colegiales.

El marco en el estadio “Gigante de Arroyito” en aquella noche era sensacional, con una hinchada que pareció transmitirles a sus jugadores una sabia renovada. A los 22 llegó la apertura, cuando Rubén Da Silva definió dentro del área chica, tras un centro de Ordóñez. 15 minutos más tarde llegó el segundo con un fortísimo tiro libre de Carbonari (uno de los puntales defensivos), que se le escurrió entre las manos a Taffarel. El primer tiempo no se iba a ir sin otra mayúscula emoción: el genial Rubén Da Silva tomó una pelota al borde del área y habilitó a Martín Cardetti, quien ingresando por derecha, batió al arquero con un disparo bajo. Era el 3-0 y una ilusión que crecía al ritmo de los goles.

Todos imaginaron un segundo tiempo con el cuadro local arrollando a la visita, pero éstos supieron calmar los sistemáticos ataques rivales, con el talento de Doriva, dejando que los nervios devoraran al cuadro argentino. Pero la proeza llegó a tan solo dos minutos del final, cuando el legendario Omar Palma lanzó un centro al punto del penal por donde se elevó Carbonari, aplicando un gran cabezazo de pique al piso, para hacer estallar a la mitad de la ciudad de Rosario y consumar la hazaña de ganar por cuatro goles y forzar los penales.

Y allí, con el estadio convertido en una caldera, Central se abrazó a la gloria porque los dos primeros ejecutantes de Mineiro (Doriva y Leandro) desviaron sus ejecuciones, dejando el camino allanado al título, que se concretó con el penal de Rubén Da Silva. Fue la primera Copa Conmebol para el fútbol argentino, por será recordada por siempre, como la proeza inigualable de Rosario Central.

Formaciones – Rosario Central: Roberto Bonano: Diego Ordóñez (Cristian Colusso), Horacio Carbonari, Federico Lussenhoff, Patricio Graf; Eduardo Coudet (Cristian Daniele), Omar Palma, Pablo Sánchez, Raúl Gordillo (Mario Pobersnik); Martín Cardetti, Rubén Da Silva. DT: Ángel Tulio Zof. Atlético Mineiro: Taffarel; Dinho, Ademir, Ronaldo, Paulo Roberto; Eder Lopes, Carlos (Dedé), Doriva, Leandro (Gutemberg); Ronaldo, Ezio (Euller). DT: Procopio Cardoso.

Eduardo Bolaños/conmebol.com

Foto: ojodeprensa.com.ar

 

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